Jiva, Uzbekistán
Jiva, Uzbekistán es una de las ciudades más interesantes que encontrará en el país centroasiático. En otros tiempos llegó a ser la capital de un extenso imperio gobernado por los khanes uzbekos, grandes reyes que controlaron el interior del continente durante siglos.
En Jiva los grandes monumentos se encuentran en el interior de la ciudadela de Ichan Kala, que antaño era la última parada de la Ruta de la Seda antes de entrar en Irán. Entre las gruesas murallas –de más de 10 metros- podrá encontrar hasta 50 monumentos históricos que han convertido a Ichan Kala en Patrimonio de la Humanidad. En esta ciudadela el color ocre de los ladrillos se mezcla con el azul turquesa típico de Uzbekistán para crear un contraste delicioso.
El poder de los khanes de Jiva se puede paladear en los hermosos palacios que pueblan la ciudadela. Kunya Ark, construido en el siglo XVII, es uno de los más espectaculares. En el interior de este recinto podrá degustar la vida cotidiana de los khanes, entrando incluso al harén o a la sala de recepciones, donde los visitantes podían contemplar el poder de los monarcas en sus preciosos azulejos.
Por otra parte, en el Palacio de Tosh-Kovli podrá dejarse encantar con la opulenta decoración. Azulejos turquesas, madera y piedra finamente trabajada componen una auténtica maravilla digna de los antiguos reyes de Uzbekistán. No se pierda el harén de este magnífico palacete.
Entre todos los edificios de Jiva, Uzbekistán, destaca el minarete de Kalta Minor. Le impresionará contemplar este alminar de 30 metros de altura, completamente revestido de mosaicos azules, verdes, amarillos y blancos, que supone una auténtica maravilla. Aunque a día de hoy pueda resultar impactante, en el momento de su construcción se planteó que llegase a superar los 70 metros de altura –otras fuentes hablan incluso de 110-, lo que le hubiera convertido en el minarete más alto del mundo en aquel entonces. Contemple esta recia atalaya e imagine el esplendor que pudo llegar a tener.
No puede marcharse de Jiva, Uzbekistán, sin visitar la mezquita de Juma, uno de los lugares más espectaculares del país. En el interior de este templo descubrirá más de 200 columnas de madera que sostienen el techo. Cada uno de estos pilares está fabricado en épocas distintas y labrado con diversos motivos ornamentales, lo que conforma una mezcla de estilos y decoración impactante.
Otra de las mezquitas que no puede perderse en Jiva es Khodja, que también acoge una de las madrazas más importantes de la ciudad. En esta construcción destaca su espectacular minarete, que alcanza los 57 metros de altura y es el más alto de Jiva. Curiosamente, el templo es uno de los más pequeños de toda la urbe.
Los mausoleos, al igual que en otras ciudades uzbekas, también son uno de los lugares con más encanto de Jiva. El dedicado a Pahlavan Mahmud es de los más espectaculares del país, con una cúpula glauca que reflecta deliciosamente la luz del sol. También cabe mencionar el Mausoleo de Said Allauddin, el más antiguo de toda la ciudad. Las continuas reformas que ha sufrido a lo largo de la historia hacen que sea imposible adivinar su aspecto original.
Por último, podrá palpar la importancia de la Ruta de la Seda en Jiva, Uzbekistán, cuando visite el caravanserai. Este edificio estaba destinado a alojar a los comerciantes y sus monturas antes de que emprendiesen su viaje a través del desierto. Al deambular por el patio o las habitaciones no le resultará difícil ponerse en la piel de estos mercaderes de textiles que unieron durante siglos Asia y Europa.
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