Bratislava, Eslovaquia
Bratislava, Eslovaquia, es uno de los tesoros desconocidos del centro de Europa. Una ciudad con grandes monumentos y una interesante historia que, a menudo, se ve eclipsada por la cercanía de otras importantes ciudades turísticas, como Praga o Budapest, pero que sorprende a los viajeros, quizás por lo desconocido.
El Castillo es uno de los lugares imprescindibles de Bratislava. Turismo en esta fortaleza le llevará a disfrutar de una de las vistas más espectaculares sobre el Danubio. Esta ciudadela fue fundada en el siglo X, como uno de los bastiones claves para defender el río, frontera natural entre los distintos imperios centroeuropeos. Consiguió su aspecto actual en el siglo XVIII, tras una gran reforma. Hoy día, en su interior alberga el Museo Nacional de Eslovaquia y algunas exposiciones del Museo de Historia.
La Catedral de San Martín es otro de los lugares imprescindibles en la visita a Bratislava. En este templo podrá descubrir la vinculación de esta ciudad con Hungría, país que ejerció su dominio sobre la actual Eslovaquia durante siglos. En su arquitectura exterior destaca una colosal torre de 83 metros de altura rematada con una corona húngara, símbolo del Imperio húngaro en Eslovaquia. No dude en pasar al interior del templo y disfrutar de la luz que dejan pasar las bellas vidrieras. Bajo esta mágica iluminación, podrá descubrir los sepulcros de antiguos emperadores húngaros.
El centro histórico de Bratislava, Eslovaquia, es uno de los paseos más bonitos del corazón de Europa. Podrá recorrer las antiguas calles medievales y disfrutar de alguno de los monumentos más interesantes de la ciudad, como la Puerta de San Miguel, el último vestigio de las murallas que antaño protegían la urbe.
Una de las plazas más interesantes es Hlavne Nemestie, en el centro de Bratislava. Turismo en este lugar le permitirá disfrutar de dos de los edificios más pintorescos de la capital eslovaca, el Viejo Ayuntamiento y el Palacio del Primado. Tampoco puede dejar de contemplar el palacio Grassalkovich, apodado la Casa Blanca eslovaca y que es uno de los mejores ejemplos del estilo rococó en este país.
Para conseguir las mejores vistas de Bratislava, podrá subir a lo más alto del Puente Nuevo, sobre el río Danubio, hasta un mirador que por su peculiar forma de platillo volante –de hecho su nombre es precisamente el Platillo Volante-, a 85 metros de altura. En este mirador panorámico podrá disfrutar de unas preciosas vistas de la capital eslovaca mientras toma un café.
También disfrutará de una preciosa panorámica de Bratislava en el Memorial Slavin, un monumento dedicado a los caídos en la liberación de la ciudad durante la II Guerra Mundial que le sobrecogerá y le sumirá en la reflexión junto a unas vistas incomparables.
Más puntos de interés
Otros destinos