La sirenita de Copenhague
La sirenita de Copenhague se ha convertido en uno de los símbolos más reconocidos de la capital danesa. Un precioso homenaje de la ciudad a uno de sus escritores más queridos, Hans Christian Andersen, que se ganó el cariño de los vecinos de Copenhague gracias a sus cuentos infantiles.
La sirenita de Copenhague es una estatua de bronce que mide algo más de un metro de altura. Fue un regalo del fabricante de cerveza Carl Jacobsen –fundador de Carlsberg- a la ciudad en 1913. De paso, también homenajeaba a Hans Christian Andersen, que escribió “La sirenita” basándose en las tradiciones y cuentos locales, a los que imprimió su propio genio.
Según el cuento, que en los años 90 sería adaptado por la factoría Disney en una famosa película de animación, la sirenita renunció a su condición de criatura marina e incluso a su propia vida por el amor de un príncipe.
Hoy día, la sirenita de Copenhague está sobre una roca de hormigón en la bahía del puerto de la ciudad, mirando melancólicamente al mar al que nunca podrá regresar. A pesar de su mirada triste, cada día es visitada por miles de turistas y es el foco de cientos de fotografías cada día. No pierda la ocasión de contemplar esta emblemática estatua mientras deja que la brisa del Báltico acaricie su rostro.
La estatua de la sirenita de Copenhague también tiene su propia historia. El escultor, Edvard Eriksen, pretendía tomar como modelo a Ellen Price, una famosa bailarina del Teatro Real Danés en aquella época. Sin embargo, la artista se negó a posar desnuda para el molde de la estatua, con lo que Eriksen tuvo que usar a su esposa como modelo. De esta manera, aunque la cara de la sirenita sea la de Price, el torso es el de la mujer de escultor.
A lo largo de todo el mundo se han creado decenas de copias o “hermanas” de la sirenita de Copenhague –como la de Varsovia, por ejemplo-. Incluso ha llegado a viajar a Shanghái con motivo de la Exposición Universal que se celebró en la ciudad china en 2010. Esta fue la primera vez –y hasta ahora única- que la sirenita ha viajado al extranjero.
En 2012, tras casi un siglo en soledad, la sirenita por fin se le buscó un compañero. Han –que en danés significa “él”- vive a pocos kilómetros de la estatua de Eriksen, en la vecina ciudad de Elsinore. Al contrario que la broncínea sirenita de Copenhague, Han está fabricado con una aleación de varios metales, que hace que la superficie sea un espejo. Cuenta incluso con un mecanismo que le permite parpadear cada cierto tiempo.
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