Ho Chi Minh,
Ho Chi Minh, Vietnam, es la ciudad que mejor recoge la esencia colonial del país. Durante años fue la capital de la indochina francesa con el nombre de Saigón y, más tarde, de Vietnam del Sur durante la desgarradora guerra que azotó el país durante las décadas de los 60 y 70. En aquel entonces su nombre era Saigón, pero tras la toma de la ciudad por las tropas del Viet Cong, la urbe fue rebautizada para honrar al líder comunista de Vietnam del Norte.
En las calles de la ciudad de Ho Chi Minh uno puede encontrarse con una curiosa mezcla de estilos arquitectónicos que varían entre la esencia colonial francesa y lo tradicional vietnamita. Todo ello forma una agradable armonía que encanta a los viajeros.
Uno de los lugares más impresionantes de Ho Chi Minh, Vietnam, es la Pagoda de Giac Lam. Este edificio supera los 65 metros de altura, con lo que la atrae gran parte de las miradas de la ciudad. En su interior, los turistas pueden encontrar un altar budista que deslumbra con lo espectacular de su decoración.
También cabe mencionar la Pagoda de Thien Hau. En esta pagoda cabe destacar la clara influencia de la arquitectura china en sus ornamentos. Eso puede verse muy fácilmente en las delicadas figuras de porcelana de su tejado.
Por supuesto, una visita a un mercado es indispensable en cualquier ciudad de Vietnam para conocer el día a día de sus gentes, y en Ho Chi Minh, el mejor lugar para hacerlo es el Mercado de Cho Lon. Una interminable cantidad de puestecitos se agolpan en este lugar, en el que se puede encontrar desde comida típica del país hasta ropa, artesanía e incluso tecnología. Eso sí, es obligado regatear para conseguir el mejor precio.
En cuanto a los edificios coloniales, hay muy destacados ejemplos alrededor de toda la ciudad de Ho Chi Minh. Quizás el más conocido, por su simbolismo sea el Palacio de la Reunificación. Hasta 1975 fue la sede del gobierno de Vietnam del Sur y tras su toma, por parte del Vietcong, pasó a denominarse de esta manera, como un homenaje a la victoria del Norte.
Otro de los edificios donde mejor se puede paladear esta esencia es la Catedral de Notre Dame. Por su puesto, su nombre ya dice mucho de su influencia francesa, tanto cultural y religiosamente, como arquitectónicamente. Destaca, sobre todo, la efigie de la Virgen María que domina la entrada del templo y que parece custodiada por las dos altas torres de la iglesia.
También desprenden un cierto aroma francés los edificios del Ayuntamiento y la Ópera, estructuras que poco o nada tienen que envidiar a los homólogos de la capital francesa. Otro de los puntos destacados de esta influencia gala es la Oficina de Correos, diseñada por Gustave Eiffel, el ingeniero autor de la famosa Torre Eiffel de París. Le sorprenderá el enorme retrato del líder comunista Ho Chi Minh que preside todo el edificio.
Para conocer la famosa Guerra de Vietnam, podrá alejarse de la ciudad e internarse en los Túneles Cu Chin, una red de subterráneos que usaron las tropas vietnamitas para atacar las posiciones norteamericanas durante la guerra. En total, se calcula que existen más de 250 kilómetros de túneles. Un testimonio de la brutalidad de esta guerra que socavó la moral norteamericana y que se saldó con la victoria del Norte, transformando el país tal como lo conocemos ahora.
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