Ammán
Ammán, capital del Reino Hachemita de Jordania, sorprende al viajero nada más entrar en ella. Se diferencia de otras capitales de Oriente Medio en una relativa modernidad porque, a pesar de tener más de 8.000 años de historia, se levanta sobre una colonia en la que antes de 1875 no existían más que ruinas de lo que fue la próspera ciudad romana de Philadelhia.
El principal atractivo de la ciudad, que es el centro comercial y de negocios de Jordania, es sus importantes yacimientos arqueológicos. Su ciudadela y la guarnición de los centuriones guardan numerosos vestigios de las épocas romana, bizantina y de los primeros tiempos del Islam.
El más importante de ellos es el Teatro Romano de Philadelphia, que llegó a tener una capacidad para albergar a 6.000 espectadores. Construido en el siglo II d. C., ocupa la ladera de una colina que anteriormente había sido utilizada como cementerio. Esta reutilización del espacio se muestra también en el propio teatro, que además de la representación de espectáculos, fue adaptando su uso a lo largo de los siglos.
De la misma época que el teatro es el Odeón, que estaba dedicado a las representaciones musicales. A 300 metros de éste, se encuentra el Nymphaeum, la principal fuente de la ciudad. Se trata de una espectacular fuente ornamental que fue construida en honor a las ninfas, deidades femeninas asociadas con la naturaleza.
Ammán cuenta también con numerosos museos. De todos ellos, le llevamos a visitar las obras más destacadas que se encuentran en el Museo Arqueológico de Jordania, en el que se guarda una extensa colección de restos arqueológicos encontrados a lo largo de todo el país.
